Es “encantador” escuchar a través
de los medios de comunicación hegemónicos como
declaman por políticas contra la inseguridad. Esta palabra, inseguridad
que es utilizada adrede.
Si utilizaran correctamente los
términos deberían decir delincuencia pero al ametrallar con la palabra
inseguridad, crean esa sensación permanente de que estamos inseguros.
Entonces, nos instalan ese permanente sentimiento de indefensión,
transmitiendo que si nos quedamos en casa estamos inseguros, que si salimos de
día estamos inseguros, logran que el pánico a la noche no nos deje salir y
tampoco nos deje dormir tranquilos.
Los cacerolos que con sus gritos
de odio decían “no tenemos miedo” “no le tengo miedo a Esa”, confirmaban que
están anestesiados por el miedo que le venden esos medios, están aterrorizados.
Quién se hace cargo de lo que
llevó a que dos generaciones perdieran la cultura del trabajo.
Las políticas neoliberales de los
90, continuadoras de la política económica de la dictadura cívico-militar y continuadoras de las políticas sociales que
se implementaron desde septiembre de
1955, que en realidad fueron políticas de supresión de derechos sociales y
laborales, llevaron a que nos encontráramos con niveles de desocupación altísimos.
Algunos pudieron mantener sus
empleos pero con una realidad de inseguridad que hacía aceptar cualquier
condición que impusieran los empleadores.
Otros, pudieron ir a buscar
suerte a otros países, sintiéndose privilegiados aquellos que adquirían
nacionalidades de la €urozona.
Pero las mayorías, los sectores
populares engrosaron ese los niveles terribles que llegaron a su punto máximo
en al año 2002 (Desocupación.22%, indigencia 24% y pobreza 52%).
Los barrios populares pasaron a
ser barrios marginales y sus habitantes, de trabajadores pasaron a ser
desocupados, con todo el drama social y familiar que eso implicó. Los hijos de
estos desocupados, la mayoría sin oportunidades ni posibilidades de estudio o
trabajo, viendo el deterioro de sus mayores y el vuelco de esas vidas laborales
a vidas lamentables, profundizaron la marginalidad con todas sus consecuencias.
EN POCO INSTANTES SE PUEDE DESTRUIR, CONSTRUIR LLEVA AÑOS, REPARAR Y RECONSTRUIR,
AÚN MÁS.
Volviendo a los responsables de aquellas políticas, hoy
son los mismos que levantan las banderas de políticas contra la “inseguridad”,
manipulando, reclamando, fogoneando.
Por supuesto que nadie debe vivir
con miedo a que le suceda a él o sus
seres queridos, un hecho de violencia o de ser víctimas de la delincuencia.
Por supuesto que los delincuentes
deben ser perseguidos, detenido, juzgados y condenados.
Por supuesto que la prevención
del delito es una política básica para las sociedades democráticas.
Pero los fundamental, como
personas, como políticos, como integrantes de un pueblo soberano es preguntarse
y ver cual fue el origen y quienes fueron los responsables, los culpables..
Esto vale para esas minorías de
la sociedad que viajaron mucho, compraron indiscriminadamente artículos y
bienes importados, sin ver las consecuencias, compraban dólares, mientras el
país profundo vivía con bonos, con el trueque, etc. Y para aquellos que no lo
hicieron porque no pudieron pero les hubiera gustado, esos que se los llamó y
llama tilingos y que reclaman esas “libertades” como si sus vidas de ello
dependieran.
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