miércoles, 26 de agosto de 2009

Gorilas, los unos y los otros

Hay gorilas que se disfrazan de honestos y mensajeros del purismo y la verdad.
No se reconocen gorilas, como tampoco la gallina se sabe gallina.
Hablan del prójimo, de la Sociedad, de todos los demás, no haciéndose cargo de ellos ni de su parte.

Imposibilitados de ver lo bueno, son empleados de lo negativo. Aunque en lo suyo sean patrones. No se comprometen jamás, no se juegan nunca, sólo ven lo que se pueda criticar.
Los buenos, tienen siempre “alguito” que se puede considerar negativo, para ellos ese “alguito” es irreconciliable.
Confunden patriotismo con nacionalismo oligárquico (uriburismo), confunden toda concepción ideológica, pues no se conjuga nunca con la de ellos.

Gorilas de derecha, gorilas de izquierda.
La diferencia está en que los primeros son más auténticos con su odio hacia lo popular, no lo esconden. Los otros se visten de amebas gelatinosas para no juntarse con nadie, pues ellos son diferentes, son diferentes de la Sociedad, son indiferentes al Pueblo.

Es la historia de las izquierdas tradicionales, en Argentina. Desencuentros con todo lo popular y desencuentros constantes entre ellos mismos.
Obviamente hay que separar aquellos militantes auténticos, de buenas intenciones pero que generalmente son llevados por sus dirigentes a posiciones equívocas.

Al igual que el inobjetable valor que tuvo y tiene, la Izquierda Nacional, que con gran y abnegada labor, desde su origen con la tesis leninista de “Golpear juntos y marchar separados”, estuvieron y están junto a los movimientos nacionales y populares.

Gorilas, unos y otros, gorilas al fin, se conjugan en “Los profetas del odio” de Jauretche.

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