martes, 11 de mayo de 2010

Padre Carlos Mugica a 36 años de su asesinato

Padre Carlos Mugica (1930-1974)
Por Eduardo de La Serna*

Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Fue el tercero de los siete hijos del matrimonio formado por Adolfo Mugica (ex-diputado conservador del período 1938-42, y ex-ministro de Relaciones exteriores del presidente Arturo Frondizi en 1961) y Carmen Echagüe, hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires. Como él mismo afirmaba, en su niñez y adolescencia, el mundo de los pobres le era totalmente desconocido.

Fue el único hijo que no estudió en un colegio religioso. Hizo el primario en el colegio "Cinco Esquinas" (Libertad y Quintana); el secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires donde no brilló ni se destacó en los estudios ni en su conducta. Así cursó tercero y cuarto año en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza, donde empezó a tomar conciencia de su capacidad intelectual. El crecimiento de su rendimiento le permitió ser nuevamente aceptado en el "Nacional" donde terminó (1947-1948) con excelentes calificaciones.

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En noviembre de 1957 escribió su primera obra: "El católico frente a los partidos políticos" para la revista del Seminario. El compromiso con los pobres comenzó a acentuarse y comenzó a integrar grupos misioneros en diferentes puntos del interior del país. Tras ocho años de estudios, fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1959. Acompañó un a monseñor Iriarte, su antiguo párroco, y ahora obispo de Reconquista, al Chaco, y allí descubrió el subdesarrollo y la pobreza, lo que constituyó un segundo shock para su vida. De regreso a Buenos Aires -entre 1960 y 1963- trabajó al servicio del cardenal Antonio Caggiano, quien a su vez lo destinó como vicario cooperador a la parroquia Nuestra Señora del Socorro, en el muy elitista Barrio Norte. Y como asesor de la Juventud de Acción Católica, en su ex colegio "Nacional" y entre los universitarios de Medicina y Ciencias Económicos de la Universidad de Buenos Aires, donde participó de las jornadas de "Diálogo entre católicos y marxistas", el 18 de octubre de 1965, en la Facultad de Fiilosofía y letras (cosa que causó honda preocupación con varios sectores episcopales muy conservadores). Sin embargo, de una escuela le solicitaron que se desempeñara como capellán de la escuela "Paulina de Mallinkrodt", en la villa miseria del barrio de retiro. Por este tiempo también comenzó a desempeñarse como profesor de teología en la universidad del Salvador, en las facultades de Psicopedagogía y de Derecho. Por este entonces, asimismo, se le solicitó la predicación de una homilía semanal en Radio Municipal.

En 1967, viajó, en nombre de monseñor Podestá, a Bolivia, para reclamar el cuerpo del Che Guevara e interesarse por la suerte de los prisioneros del ELN (Ejército de Liberación Nacional) detenidos tras la muerte del mítico guerrillero (entre ellos estaba Regis Debray). Ese mismo año, interrumpió toda actividad en noviembre y hasta octubre de 1968, tiempo en que viajó a París para estudiar, en el Instituto Católico, Epistemología y Semiología; Doctrina Social de la Iglesia y Comunicación Social y Teología Pastoral con los dominicos Chenu y Blanquart. En la capital francesa, residió en un pensionado religioso de la Rue Madame, profundizó sus relaciones de amistad con otros sacerdotes argentinos como Concatti y Brascelis, y allí pudo ver en directo los famosos sucesos del mayo del 68. También viajó -gracias a los oficios de su padre- a España donde visitó al general Perón, hospedándose en la calle Montesquinza, 25, casa de los padres del sacerdote español Antonio Echave; y por haber conocido (en el partido Racing [el club de sus amores] Celtic, de Glasgow por la copa Intercontinental, a J. W, Cooke, delegado personal de Perón, a Cuba, a donde viajó en estricto secreto, con pasaporte falso y vía Praga, donde permaneció 10 días.


En París Mugica conoció por carta la existencia -el nacimiento- del Movimiento Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM) y envió su adhesión incondicional. También inició su colaboración en el Equipo Intervillas, fundado el 2 de agosto de 1968 gracias a la dedicación de Jorge Goñi, también "cura villero".

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El 11 de mayo, sábado, de 1974, a las 8 y cuarto de la noche, y cuando Mugica se disponía a subirse a su coche Renault 4-L azul, matrícula C-542119, estacionado junto a la iglesia de San Francisco Solano, en la calle Zelada, 4771, donde había celebrado misa, fue tiroteado por un individuo con bigotes achinados, que se bajó de un coche estacionado muy cerca. Este personaje sería Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la lopezreguista Triple A, luego jefe de custodia de Manuel Fraga Iribarne, en España. Cinco disparos, de ametralladora "Ingram M-10", le afectaron el abdomen y el pulmón. El tiro de gracia lo recibió en la espalda. El padre Vernazza, que salió de la iglesia al oír los disparos, corrió a darle la unción, y lo llevaron en un viejo Citroën; Mugica alcanzó a sonreírle y guiñarle el ojo a Vernazza. El cuerpo agonizante de Mugica llegó al Hospital Salaberry, donde murió. Moribundo, alcanzó a exclamar a una enfermera: "¡Ahora más que nunca tenemos que estar junto al pueblo!" Eran las nueve de la noche. El doctor Avelino Vicente Dolico, certificó que las causas del fallecimiento fueron "heridas de bala de tórax y abdomen y hemorragia interna".

El entierro fue una multitudinaria manifestación. Sus villeros, a los que tanto quería, le llevaron a hombros hasta el cementerio de La Recoleta, en el corazón del Barrio Norte. La prensa -no toda- le calificó como "el santo villero". Desde que se tuvo la primera noticia de su muerte, muchos recordaron, que la revista El Caudillo, portavoz oficioso de la Triple A (ultraderecha), había publicado en diciembre del 73, una "Carta abierta a Mugica", en la que se le advertía de estar equivocado, y andar por la vereda equivocada. Por si fuera poco, se sabía, que la escolta de López Rega había hecho ostentación pública de ametralladoras "Ingram".


*Sacerdote
 
Ver artículo completo http://www.elortiba.org/memoria.html#PADRE CARLOS MUGICA (1930-1974)

1 comentario:

chela dijo...

Lo están acompañando Angelelli y los otros curas de verdad, los que primero te llenaban la panza y te abrigaban y después te hablaban de Dios... Conocí a uno, Orsi, que estaba en Lomas de Zamora por esos años...hasta que se reunió con sus cumpas! Ellos nos cuidan, muestran el camino y nos dan fuerza para seguir multiplicando.