martes, 26 de enero de 2016

Apuntes sobre la derrota del 22 de noviembre y de como construir la vuelta al poder

Por Osvaldo “Nacho” Avelluto

Pasados tres meses de las elecciones generales queremos hacer algunas reflexiones sobre la elección del 22 de noviembre y aportar del debate que se está dando en el seno del peronismo para retomar la iniciativa y ganar las legislativas del 2017 y recuperar el poder en las elecciones generales del 2019. 

Sobre lo que esta haciendo el macrismo en estas líneas huelgan los comentarios: la Ceocracia hace aquello que dijimos que haría, aunque tal vez con mayor crudeza y rapidez, en esencia: distribuir la riqueza negativamente, más para los que tienen más y menos para los que tienen menos. 

¿Porque perdimos?: 
Esta es una pregunta sencilla de formular, pero de compleja respuesta, más bien se necesitan diversas respuestas, por lo tanto analizaremos distintos aspectos para poder entender lo que la mayoría no teníamos previsto: podíamos decir que perder estaba entre las posibilidades aritméticas, pero la amplísima mayoría de los militantes no veíamos la posibilidad política de perder. 

En clave económica y social: “De la movilidad social ascendente a la demanda social ascendente” 
Son muchos los aspectos económicos y sociales que seguramente incidieron en la derrota electoral, pero queremos remarcar uno que en nuestra opinión es central. 

El Capitalismo tiene una crisis económica, que rápidamente se transforma en social y política cada 8 o 10 años y por lo menos en el siglo 20 y en el 21 se da una mega-crisis cada siglo, desde el 2008 el mundo esta atravesado por la última de ellas. 

Estas crisis son también, a nivel internacional, una manera de redistribuir la riqueza a nivel global, en favor de los imperios y en desmedro de los países en desarrollo o dependientes. 

En mí opinión, un aspecto fundamental es comprender que junto con el concepto, obviamente correcto, que hay que promover la “movilidad social ascendente”, sin duda también hay que resolver una cuestión política que va de la mano de esta, es más que es su consecuencia: “la demanda social ascendente”. 

Vamos a tratar de explicar esto de la manera más sencilla posible: 

  • Un compañero esta por debajo de la línea de pobreza, con sus necesidades básicas insatisfechas, llega el gobierno popular y lo asiste con un plan social, que el compañero y su familia acogen con gran alegría. 
  • Pasa uno o dos años y el compañero –con razón- quiere tener un trabajo y no una ayuda, se le otorga un trabajo –mediante un contrato-, pero el compañero, lógicamente, quiere seguir ascendiendo. 
  • Pasan uno o dos años y ahora consigue un trabajo en relación de dependencia, entonces tiene Obra Social, aportes jubilatorios, vacaciones y todos los demás beneficios del trabajo en blanco. 
  • Pasan uno o dos años y el compañero –con razón- reclama mayor salario y como hay paritarias y en el marco de una política del Estado que pugna por mejorar las condiciones de los trabajadores, su sindicato consigue por lo menos emparejar la inflación. 
  • Pasan uno o dos años ahora y el compañero reclama, o apoya, a los que solicitan eliminar o disminuir el impuesto a las ganancias a la cuarta categoría. 
  • Como ahora la crisis ha estallado con su máxima fuerza, hay dificultades para seguir redistribuyendo, la situación económica lo dificulta al máximo y los aspectos políticos, nacionales e internacionales mucho más. 
 Esto, que aquí esta narrado casi como un cuento, muy probablemente sea el derrotero del pensamiento y la acción de muchos trabajadores. En buena medida esta es una parte de la explicación de la diferencia entre el 54% que voto a Cristina en el 2011 y el 39% de apoyo a Scioli.

En clave política general “remando en el dulce de leche”: 
En principio cabe señalar que, en general una mega-crisis -como la que estamos transitando desde el 2008, se lleva puestos a los oficialismos más halla del signo que sean, por ejemplo en las últimas semanas, en Portugal gano la izquierda, igual que en la interna Laborista en Inglaterra. 

Del mismo modo, en medio de la crisis que esta pasando Europa se puede observar que desde el 2008 en adelante, hubo cambio de mano en Italia, en Grecia, Hungría, en Austria y están en situación crítica o difícil los oficialismos en España y en Francia, acosados por la izquierda o por la ultra derecha, según el caso. 

En este el marco, en este momento también se está dando un una situación de crisis en varios gobiernos populares en America del Sur, Ecuador, Brasil y Venezuela son los ejemplos más claros. 

También en Chile, luego que la derecha gobernó con Piñeira, fue derrotada por la Socialdemocracia el año pasado. 

Estos son solo ejemplos de como influye las grandes crisis internacionales en las políticas locales. 

En clave política local: “fuerza propia y aliados” 
No se nos escapa que más halla de los obstáculos relacionados con la crisis mundial o la situación económica y social que antes mencionamos, hay muchos aspectos políticos de orden interno a considerar. 

Entre las cuestiones más importantes quiero señalar: 
  • la dificultad de construir un candidato con tiempo y consenso amplio. 
  • la incorrecta manera de resolver algunas controversias internas, que muchas veces llevaron al alejamiento no solo de los malos sino a la toma de distancia de muchos buenos compañeros. 
  • la mala práctica de que si no ganamos en la interna no ponemos todo el esfuerzo para que gane en las generales el que nos derroto, desvirtuado las P.A.S.O., que nosotros mismo creamos.
  • la demonización de agrupaciones y compañeros, como si alguien estuviera totalmente libre de culpa y cargo. 

Estas cuestiones y otras más, son parte de los errores no forzados que se cometieron y que debemos superar.

En clave estratégica: “un debate imprescindible” 
La carencia de la construcción de una herramienta política más adecuada es una de nuestras principales debilidades, por eso sostengo que una discusión fundamental se abre sobre el rol del Partido Justicialista, entiendo que después de 34 (treinta y cuatro) años de democracia y fallecido el fundador de nuestro movimiento, seguir planteando que el P. J. sea sólo una herramienta electoral a todas luces no alcanza. 

Tal vez sea el tiempo de comenzar a discutir como se transforma en un Partido-Movimiento, que sin perder su sentido movimentista actúe con la eficacia de un Partido, organizando la fuerza en todos los frentes de masa, unificando la conducción táctica con la conducción estratégica, formando cuatros –políticos y de gestión- etcétera, etcétera, etcétera. 

Obviamente, estos son solo algunos títulos del gran debate que nos debemos. 

En lo inmediato merece un espacio la auto-critica que debemos hacernos todos y remarco todos, porque ahora surgen demasiadas voces criticas, pero que no tienen en cuenta la parte de responsabilidad que les corresponde al que las señala y esto nos alcanza a todos. 

En clave del futuro inmediato “todos unidos triunfaremos o como procesar las diferencias” 
Una discusión equivocada es plantear como antinomia Peronismo o Kirchnerismo, esta discusión no tiene sentido, como claramente decía Néstor: “nos quieren llamar Kirchnerista para bajarnos el precio, nosotros somos peronistas”. 
El Kirchnerismo, obviamente, es parte del peronismo, que como todo gran movimiento tiene lecturas, corrientes, historias, líneas, etc., etc., aunque también, si queremos precisar, en su seno hay corrientes y organizaciones diferenciadas. Lo que afirmamos es que el Kirchnerismo nació y se desarrollo en el seno del peronismo, por si alguno tiene dudas que recuerde que Néstor fue, hasta la derrota electoral del 2009, Presidente del Partido Justicialista a nivel nacional. 

Del mismo modo, es cierto que hay muchos compañeros que adhieren al Kirchnerismo y que no se reconocen como peronistas, pero que, desde mi punto de vista, deben aceptar que adhieren a una de las corrientes del peronismo, la mayoritaria, aquella que esta integrada al F p V. y condujo al conjunto a la Argentina por más de 12 años. 

No hay duda que el Movimiento Nacional, Popular y Democrático, es mayor que el peronismo, pero tampoco hay duda que el peronismo como concepción, como organización y como militancia, es ampliamente mayoritario, en el Movimiento Nacional, Popular y Democrático en general y por ende en el denominado espacio Kirchnerista. 

La historia argentina de las últimas siete décadas enseña que aunque tal vez con el peronismo solo no alcance, pero que no hay transformación positiva posible en la Argentina sin una presencia mayoritaria del peronismo. 

En consecuencia me centrare en la porción principal del Movimiento Nacional, el peronismo, y no en los compañeros, no peronistas, que todos estos años nos han acompañado en esta etapa del peronismo y que lo seguirán haciendo en las próximas luchas por venir. 

Dicho esto con todo respecto, pero teniendo en claro que la suerte del Movimiento Nacional, Popular y Democrático, se juega fundamentalmente en el peronismo. 

Armar un cuadro de situación en el peronismo es difícil por dos razones, en primer lugar estamos muy cerca de la derrota, por mínimas diferencias pero derrota al fin, en segundo lugar y por consecuencia, hay que armar el rompecabezas que es el peronismo y el P. J. en particular. 

Pero que no queden dudas: es en el terreno institucional en donde se dirimirá fundamentalmente la batalla por la conducción del movimiento y por el sentido que ira tomando y esto es absolutamente compartible con la movilización popular en defensa de los derechos y logros alcanzados. Seria un error como plantean algunos escindir estas dos tareas.

Esto revaloriza el rol del partido que dio a luz en la década el cuarenta, fundado por Perón que además fue su prime presidente. Ese Partido hoy detenta los casi todos los espacios de poder que conservamos: gobernaciones, intendencias, sindicatos, diputados y senadores, organizaciones sociales de diverso tipo. 

Este debate recién esta en pleno desarrollo y somos concientes que estas discusiones -en el marco de la derrota electoral- conlleva grandes dificultades. 

En este sentido, no cave duda que este es el momento de confrontar propuestas, estrategias y tácticas, con el mayor espíritu unitario, tratando de escuchar al otro y poder construir el mayor consenso interno, sobre la base del acuerdo general con los lineamientos políticos generales que en esta etapa plantearon Néstor y Cristina.

La discusión por el sentido del peronismo se ha dado desde siempre, en particular desde la muerte de nuestro fundador, el General Juan Domingo Perón, con la conducción de Néstor y Cristina se pone en juego una lectura del peronismo -por decirlo de alguna manera sencilla- que recupera las banderas iniciales del peronismo y le incorpora otras propias del siglo XXI. 

Creo que un amplio acuerdo es posible y que básicamente lo que revindica la amplia mayoría del peronismo son los basamento del Modelo: sin pretender agotar los temas, entiendo que estamos de acuerdo en: el rol de la política como fundamental en la sociedad; la prevalencia del Estado en las áreas claves, tanto en la realización de tareas esenciales, como en su rol de control; el papel privilegiado del consumo interno; la integración Sudamericana; el sostenimiento de los juicios de Verdad y Justicia; la democratización de la palabra como plantea la Ley de Medios; la defensa del empleo, la reivindicación de las paritarias y del libre accionar de los Sindicatos y seguramente sigue la lista. 

Esto, además de aglutinar al peronismo que mayoritariamente fue parte de este Modelo, delimita los aliados del peronismo: cuando la mayoría del peronismo, no solo los dirigentes sino gran parte de los compañeros, son cooptados por las ideas del neo-liberalismo, es lógico que los aliados sean la UCEDE y todo un conjunto de liberales y peronista conservadores. 

A partir del 2003, retomado el camino Nacional, Popular y Democrático –que nunca debimos abandonar- el peronismo se vuele aliar nuevamente con otros sectores, esta vez afines al proyecto fundacional de nuestro Movimiento. 

Ampliar todo lo posible, manteniendo el rumbo 

Para fortalecer al peronismo hay que trabajar y dar el debate en todos los planos, en particular en el seno del Partido Justicialista, en lo inmediato en vista a la próxima interna y proyectando propuestas y tareas para el futuro. 

Del mismo modo es imprescindible fortalecer el espacio K en el peronismo, aliarse con la mayor cantidad de compañeros y dirigentes que en todo el país que como dijimos compartan, en términos generales, los fundamentos del Modelo, partiendo de la base que con la gran mayoría que se quedo tenemos más coincidencias que diferencias. 

Por otra parte, hay tratar de incorporar al proceso de discusión y militancia en el Partido Justicialista, a aquellos compañeros que por las suyas tuvieron un protagonismo inorgánico en las últimas elecciones, aquellos que se los denomino como “la militancia salvaje” y que hoy hay que tratar de incorporarlos al P. J., atento que es en ese espacio institucional, como dijimos, es donde se dirimirá fundamentalmente la suerte del peronismo y por ende la del Movimiento Nacional en su conjunto. 

Esta es la tarea esencial para que la Argentina retome el camino de autonomía como Nación, con inclusión social, con integración a Sudamérica, como estuvimos construyendo estos años.