27/11/2013
Hoy se cumplen 70 años la primera acción que
puede ser considerada como la irrupción del peronismo en la política nacional.
La partida
de nacimiento es el Decreto 15.074 del 27 de noviembre de 1943
Ese día, a
solo un mes de haber asumido en el Departamento Nacional del Trabajo, Perón da
un paso trascendental, consigue que sea creada la Secretaría de Trabajo y
Previsión, separada del Ministerio del Interior y con rango de ministerio. Asume interinamente el cargo hasta que el 1º
de diciembre es designado como titular.
“La
casa de los trabajadores”.
1º Discurso (*)
Su primer discurso como
secretario el día 2 de diciembre de 1943 es revelador y deja perfectamente en
claro el rumbo de su accionar político. Algunos párrafos de ese discurso,
transmitido por cadena nacional, y haciendo referencia al Departamento Nacional
del Trabajo que acaba de transformar en secretaría de estado, son los
siguientes: “….El Estado se mantenía alejado de la población
trabajadora. No regulaba las actividades sociales como era su deber. Solo
tomaba contacto en forma aislada, cuando el temor de ver turbado el orden
aparente de la calle, le obligaba a descender de la torre de marfil de su
abstencionismo suicida. No advertían los gobernantes que la indiferencia
adoptada antes las contiendas sociales facilitaba la propagación de la
rebeldía, porque era precisamente el olvido de los deberes patronales que,
libres de la tutela estatal, sometían a los trabajadores a la única ley de su
conveniencia…..”
Agregando “……Con la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión se inicia la era
de la política social argentina. Atrás quedará para siempre la época de la
inestabilidad y del desorden en que estaban sumidas las relaciones entre
patrones y trabajadores. De ahora en adelante, las empresas podrán trazar sus
previsiones para el futuro desarrollo de sus actividades, tendrán la garantía
de que, si las retribuciones y el trato que otorgan a su personal concuerdan
con las sanas reglas de convivencia humana, no habrán de encontrar por parte
del Estado sino el reconocimiento de su esfuerzo en pro del mejoramiento y de
la economía general y por consiguiente del engrandecimiento del país. Los obreros,
por su parte, tendrán la garantía de que las normas de trabajo que se
establezcan, enumerando los derechos y deberes de cada cual, habrán de ser
exigidas por las autoridades del trabajo con el mayor celo, y sancionando con
inflexibilidad su incumplimiento. Unos y otros deberán persuadirse de que ni
bajo la astucia ni la violencia podrán ejercitarse en la vida del trabajo,
porque una voluntad inquebrantable exigirá por igual el disfrute de los
derechos y el cumplimiento de las obligaciones".
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